Custodiar los Santos Lugares es algo muy concreto: animar los santuarios con la liturgia para los peregrinos y para las iglesias locales, acoger a los peregrinos que vienen de todas partes del mundo, y mantener las estructuras de estos Lugares para que funcionen correctamente.
A los peregrinos cristianos que vienen de todas partes del mundo se les ofrece guía espiritual y una amplia red de casas de acogida, además de la garantía y la gracia de poder celebrar en los Santos Lugares los misterios de la redención.